LA IMPROVISACIÓN DE LOS
“OBSTÁCULOS”
Los obstáculos son oportunidades
para ver los objetivos desde
otra óptica,
algo así como una nueva inspiración.
Las trabas o los
problemas están presentes en nuestras vidas personales y profesionales para
solucionarlos y no para negarlos. Otra forma de verlo es: asumir para corregir.
Podrán ser hechos ocasionales, pero existen y en la medida que nuestra
vida devenga más y más creativa, podremos considerarlos como oportunidades
imprevistas de romper los paradigmas que nos encierran. ¿Acaso no experimentamos estos “accidentes” a diario?
Imagine un piloto de avión al que se le “planta” un motor mientras está a toda
potencia intentando despegar, o un sonidista cuyos equipos de
audio fallan en el momento que la orquesta irrumpe justo cuando el telón se alza…
Y sí, esas cosas ocurren. La combinación de creatividad aplicada a la experiencia
(recuerde la imagen de los
conjuntos que se complementan)
aportara seguramente una solución exitosa.
Di una charla a un
grupo de personas en una empresa. Cuando llegué me enteré que no había cañón
para conectar mi PC y poder guiar la
charla a partir de las imágenes. Debía salir de mis espacios de confort y comencé – como siempre- con una historia al mismo tiempo que me acercaba al único rotafolio que había en la sala. Por
suerte había elementos para escribir de
distintos colores y mientras hablaba comencé a dibujar. Para no perder el buen orden, sobre la primer
hoja escribí mi nombre y el título de la charla, luego
seguí escribiendo gráficos o textos resaltados de
aquellas transparencias que eran
más importantes. En la medida que dibujaba iba arrancando las hojas y las iba
colocando en la pared siguiendo
la secuencia de la presentación.
Fue distinto que
seguirla utilizando la PC por ddos motivos:
- Porque en todo momento veíamos todos los dibujos
- Porque me pude mover por la habitación libremente.
Creatividad más experiencia siempre
están presente cuando los
habilitamos.
Imaginen un
guitarrista al que se le corta una cuerda durante un concierto….
Hace muchos años, durante la performance de una opera famosa en un escenario internacional, un tenor muy conocido estaba cantando ya la escena final. Estaba de pie, totalmente solo en el escenario ofreciendo a la audiencia lo mejor de su voz entonando un aria espectacular. Mientras cantaba, debía ingresar - lentamente por el extremo izquierdo del escenario - un cisne blanco de utilería al cual se debía montar el protagonista y terminar el aria final mientras se alejaba montado elegantemente.
El cisne efectivamente ingresó por el lado izquierdo, pero no se detuvo para que el cantante se subiera, y
siguió viaje hasta salir por el extremo derecho. El tenor dejó de
cantar, se hizo un silencio mortal y ante el estupor de la gente, colocando sus brazos en forma de jarro dijo en tono de broma dirigiéndose al
auditorio: ¿Alguien sabe a qué hora pasa el próximo cisne ?
Como resultado, la gente rió y aplaudió
mientras el cisne de utilería entró rodando suavemente de nuevo, esta vez en reversa, lo que arrancó más risas. El
tenor agradeció, se concentró, se sentó
en el cisne arrancó el aria nuevamente,
todo funcionó como estaba previsto, el “gran finale” fue histórico y obviamente
fue ovacionado.
Esta historia verídica
demuestra que la experiencia sumada a la creatividad puede arrojar resultados
más que exitosos, inesperados e
inolvidables.
Horacio Bellotti
H
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